¡¡VAYA AMIGOS!!.

De la larga lista de barbaridades que ha cometido Juan Carlos de Borbón nadie ha mencionado nunca una que, en mi opinión es sumamente grave, resulta que de todas las familias reales de todo el mundo sus grandes amigos, que le regalan proyectos para empresas españolas y los millones de dólares de 100 en 100, son los de la monarquía saudita, la más tiránica y sanguinaria del mundo.

En Arabia Saudita se aplica la Sharía (Ley Coránica) como única Ley fundamental, lo que supone que los infieles son tratados como ciudadanos de quinta categoría, a menos que sean señores importantes de países extranjeros, un país donde está prohibido contratar obreros extranjeros a menos que sean musulmanes, que de cualquier forma son tratados como esclavos, donde el divorcio es muy simple, se le dice a la esposa tres veces que se la repudia y a continuación se la echa de casa con lo puesto, donde hasta hace pocos años las mujeres tenían prohibido conducir cualquier vehículo, y desconozco si todavía tienen prohibido viajar en el asiento de delante de un coche a menos que el conductor sea su padre, hijo, marido o hermano, un país en que al ladrón con pocas contemplaciones y poca evidencia se le corta la mano derecha y al homosexual se le condena rápidamente a muerte, y, en fin, un país cuyo príncipe heredero puede organizar el asesinato en un país extranjero de un crítico del régimen como Khashoggi sin que ocurra absolutamente nada. Lo curioso es que son los únicos grandes amigos que se le conocen a Juan Carlos de Borbón, probablemente la razón sea que no hay monarquía o país que encaje mejor en sus “virtudes”.

Por cierto, cuando todo el mundo creía que la actual ministra de Economía Nadia Calviño iba a ser la escogida para presidir nada menos que el Eurogrupo, el elegido ha sido el irlandés Donohoe, y aunque en mi opinión y por una vez la U.E. ha hecho lo correcto, muchos periodistas hablan de un fracaso de Pedro Sánchez. Aparte que, en más de una ocasión, y a consecuencia de afirmaciones absurdas de la ministra he afirmado que a veces parece como si la señora ministra hubiese obtenido su título de economista por correspondencia, ¿Cómo puede nombrarse presidenta del Eurogrupo a la ministra de Economía que ha diseñado el peor plan de recuperación de la economía de toda la Unión, que incluye aumentos de impuestos, cuando todos, y digo todos, los demás efectúan reducción de impuestos, en algunos casos sustanciales?. Aunque sea por casualidad, por una vez en la U.E. han actuado con sentido común.    

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